Reconoce el origen asiático de los
americanos, pero postula que pudieron pasar desde Australia a la Antártica,
gracias a una regresión glacial, que permitió su sobrevivencia en ese
continente, y de allí a América poblándola de sur a norte.
El poblamiento de América se desarrolló durante el período
que la geología a llamado Cuaternario.
Geológicamente, este período se divide en: Plesitoceno y
Holoceno. Al Pleistoceno se le denomina la edad de las glaciaciones, con una
duración de aproximadamente 3 millones de años; y al Holoceno o Reciente,
porque en él vivimos, el período postglacial, a la que los geólogos dan
comienzo hace 10.000 años.
Las glaciaciones fueron fenómenos
climáticos que modificaron profundamente el relieve continental y los sucesivos
cambios del nivel del mar. Para comprender mejor esto los glaciares son masas
de hielo que desde la región de las nieves eternas, donde se origina, desciende
a niveles inferiores en virtud de un paulatino deslizamiento, formando un
verdadero “río de hielo” que se adapta a la mayor parte del terreno por donde
se desliza. La progresión de la lengua del glaciar continúa hasta llegar a
zonas de mayor temperatura donde lentamente va fundiéndose formando la cabecera
de un río o un lago.
La llegada de grupos humanos al continente americano se
calcula hace 30.000 o 40.000 años, edad propuesta en base a numerosos hallazgos
en la región noroccidental del continente (Estrecho de Bering, Alaska, Canadá y
Estados Unidos) que, además, ratifican a Asia como la región de origen de estos
pobladores.
Una aproximación cronológica para ubicar en el tiempo el
poblamiento del continente americano, son los siguientes hallazgos,: huesos de
mamuts enanos que parecen fueron quemados en un fogón, encontrados en la Isla
de Santa Rosa frente a las costas del sur de California, datan de 29.000 años
(C14). Una tibia de caribú convertida en raspador, encontrada en el territorio
del Yukón, Canadá, con una edad de 27.000 años (C14). Un cráneo encontrado en
la ciudad de Los Angeles, fechado a través del método de los componentes
proteínicos del hueso, con una antigüedad de 23.600 años. Una pelvis de bisonte
cortada por un instrumento filoso, encontrada en el sitio American Falls en el
estado de Idaho, presenta una fecha aproximada de 30.000 años. Sitios como
Lewisville en Texas, dan fechas superiores a 38.000 años.
Estas fechas no son compartidas por muchos
investigadores, argumentando la existencia poco confiable del contexto
arqueológico, y plantean que los restos humanos más antiguos de Norteamérica,
son los pertenecientes a la tradición de caza mayor de las praderas, fechados ,
por radiocarbono, entre 13.000 y 11.000 años.
Mantenían una cultura material reducida a lo más mínimo,
pues había que desplazarse constantemente, en búsqueda del sustento, marchando
tras las manadas que huyen de las acciones depredatorias y que suelen migrar
con los cambios de estación o debido al clima cambiante.
Por su carácter mismo de nómada, la gente de entonces no
llegó a levantar construcciones arquitectónicas. La vivienda dependía más de lo
que ofrecía la naturaleza (por ejemplo, cuevas o abrigos rocosos) que de otra
cosa.
En un artículo publicado por el Mercurio, se dice que en el
pueblo Chinchorro, que habitó desde lo que hoy es Ilo (Perú) a Antofagasta,
entre los años 6 mil y 2 mil Antes de Cristo, podrían estar las claves del
poblamiento aborigen de nuestro país, según modelos paleomigratorios elaborados
por el Programa de Genética Humana de la Universidad de Chile.
Científicos descifran datos genéticos conservados gracias a
técnicas mortuorias desarrolladas por ese pueblo de pescadores y recolectores,
que habito el norte chileno entre el 6 mil y el 2 mil antes de Cristo.
Rothhamer planteó que estos modelos son esenciales también
para comprender el origen y la identidad de la población nacional, ya que los
estudios revelan que el 40 % de los genes de un chileno promedio son indígenas,
proporción que aumenta en los estratos socioeconómicos bajos (50 %) y disminuye
en los altos (del 27 al 0 %).
En tanto, análisis de ADN mitocondrial -ubicado en el
citoplasma celular, por lo que no se modifica por el aporte paterno- permiten
plantear que el 80 % de los chilenos tiene por línea femenina antecesores
indígenas.
Esto se realiza sobre la base de comparar las secuencias
genéticas de restos humanos de hasta 7 mil años de antigüedad, cuyas muestras
son facilitadas por el antropólogo Eugenio Aspillaga. El estudio se fundamenta
en que mientras mayor es la concordancia, menor es la distancia genética; de
una manera similar a como la lingüística determina el origen común y el surgimiento
de los idiomas.
Basándose en el ADN mitocondrial, Rothhammer postula que
una sola gran migración hacia América, iniciada hace unos 25 mil años, pobló
nuestro continente cruzando desde lo que hoy es Asia a través del estrecho de
Bering.
A diferencia del ADN del núcleo, el mitocondrial no
modifica su composición con el aporte del padre, por lo que se mantiene
inalterado a través de las generaciones. Debido a que existe una frecuencia
única para toda América del Norte, Centro y Sur, no se puede hablar de genes
diferentes.
En relación al poblamiento de Sudamérica, su modelo plantea
que hubo una migración única al subcontinente iniciada hace unos 15 mil años.
Desde el istmo de Panamá un grupo paleoindio se desplazó hacia el sur para
asentarse en el Altiplano, mientras que otro se internó hacia la floresta
tropical del este.
Cerca del 2 mil Antes de Cristo un grupo proto arawak se
desplazó por el río Amazonas hasta la ceja de selva boliviana y subió al
Altiplano para mezclarse con el grupo anterior en torno al lago Titicaca. De
estas poblaciones, algunos grupos se desprendieron al Pacífico.
TEORIAS DEL POBLAMIENTO DE AMÉRICA
Recopilado por: Marcelo Calderón Flores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario